lunes, 20 de enero de 2014

Adopción, realidad en Imbabura (Ecuador)

A Santiago y Gadiel les cambió la vida en cuatro meses. Los dos fueron abandonados, pero ahora cuentan con una nueva familia y ya comienzan a decir papá y mamá. Casos. Mirian y Mario son los padres de Santiago, que celebró el mejor cumpleaños de su vida, el número 4, junto a sus nuevos padres. Gadiel tiene 2 años de edad y compartirá sus travesuras y su vida con Matilde y Fabián.

Santiago Francisco y Gadiel son los dos primeros niños entregados en adopción, en la zona 1, a través de la Unidad Técnica de Adopciones de Ecuador, informó Ángela Buitrón, coordinadora de la Unidad que desde hace cuatro meses existe en Imbabura y forma parte del Ministerio de Inclusión Económica y Social de Ecuador. Al momento ha finalizado el proceso legal de tres niños más que serán declarados idóneos para la adopción y serán asignados a sus nuevas familias la próxima semana.

Ángela Buitrón explicó que un niño es calificado para la adopción cuando se han agotado todos los recursos para encontrar a su familia o para que la familia que tiene brinde las garantías para que el pequeño vuelva a su casa. Santiago y Gadiel fueron abandonados en lugares públicos y no se pudo establecer quiénes son sus padres. En la Unidad Técnica de Adopciones, al momento se encuentran seis carpetas calificadas como idóneas y 15 postulantes para el círculo de formación a padres. Tras la adopción se realiza un riguroso seguimiento para verificar el cuidado de los pequeños.

Germán Flores, coordinador del MIES en la zona 1, manifestó que el proceso de adopciones garantiza el derecho de niños y niñas a una familia. A los postulantes se les realiza pruebas psicológicas para garantizar que el pequeño viva en un hogar en el que principalmente encuentre amor, más que dinero.

El proceso de la adopción es gratuito.

Felicidad. Desde hace diez años, Mario y su esposa Mirian intentaron ser padres, sin lograrlo. “Queremos hacer de Santiago Francisco un hombre de bien, darle sus estudios que es lo principal, más el cariño y el amor que le podemos brindar, aparte de la felicidad que nos ha traído a nuestra casa”, comentó el feliz padre. Mirian se emociona al escuchar como su pequeño ya la llama mamá. Matilde se casó hace ocho años con Fabián. A ella le extirparon las trompas de Falopio, por lo que no tiene ninguna posibilidad de concebir. Luego de pasar el proceso de adopción, en cuatro meses, lograron adoptar a Gadiel, nombre hebreo que eligieron para su hijo y que significa “Dios es nuestra fortuna”.

Fabián califica a esta experiencia como la mejor de su vida.“Tuvimos miedo de que no se adapte a nosotros, al decir él es mi hijo es una emoción bastante grande”, comentó. La felicidad de los nuevos padres solo se puede describir con el brillo en sus ojos al hablar de sus pequeños, porque ellos aseguran que es indescriptible la emoción de tener un hijo a quien cuidar, proteger, pero sobre todo amar.

Fuente: El Norte

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