domingo, 21 de diciembre de 2014

Italia y Noruega, los principales destinos de los niños chilenos adoptados

Desde el año 2004, 5.486 niños chilenos han sido adoptados. De ellos, 976 se han ido con sus nuevos padres fuera del país, principalmente a Italia y Noruega. Sólo el año pasado, de los 109 niños que se fueron al extranjero, 77 lo hicieron a Italia y 18 a Noruega. Según las representantes de las instituciones extranjeras acreditadas ante el Servicio Nacional de Menores (Sename), las principales razones son la seriedad y la transparencia del proceso.


Según la ley que rige desde 1999, la adopción vela por el derecho del niño a vivir en familia y no tiene como fin el dar un hijo a los solicitantes. El foco es el niño. En esa línea, el camino de la adopción internacional se toma sólo cuando no se ha encontrado una familia en Chile para los niños y pueden adoptar solamente matrimonios a través de los organismos reconocidos por el Sename, que en total son 13. “Nuestra primera intención siempre es que nuestros niños estén en Chile, pero cuando ya no hay opciones entre matrimonios nacionales, ni solteras o solteros, entonces la adopción internacional es una muy buena alternativa”, dice María Fernanda Galleguillos, jefa del Departamento de Adopción de Sename.

RAZONES PARA VENIR

Valeria Dagnino representa a la Asociación N.A.A.A Onlus, una de las siete instituciones italianas acreditadas. Explica que los matrimonios italianos postulan a la adopción en Chile porque el sistema les da confianza y la adopción es definitiva. “Los padres adoptivos tienen acceso toda la historia conocida de los niños: su salud, si sus padres biológicos consumían droga o si fueron abusados. Nada se esconde a la nueva familia”, señala.

Ethel Araya, de Ariete, otra asociación italiana autorizada, argumenta que los niños son más protegidos que en otros países y las familias italianas reconocen que son “educaditos”.

Aunque tiene una sola representación en Chile, Noruega es el segundo destino de adopción. Marysol Heresmann, de Adopsjonsforum, dice que los matrimonios noruegos ya tienen alguna afinidad con el país, amigos o familiares chilenos. “Les gusta la cultura y también consideran que el proceso es serio”.

El año pasado se fueron cuatro menores a Francia y 19 en 2012. Evelyne Briffault, representante de Renaitre, dice que la buena experiencia que han tenido está aumentado las solicitudes. “De tener tres o cuatro este año, voy a tener más de 20 el próximo año”, adelanta.

MÁS GRANDES Y ENFERMOS

Estas representantes coinciden en que los matrimonios extranjeros no ponen reparos a la adopción de niños más grandes o con alguna enfermedad. Los matrimonios noruegos, por ejemplo, están dispuestos a adoptar a niños ciegos, con discapacidades, enfermedades renales o del corazón. “Como expectativa, los papás chilenos prefieren niños sanos y ojalá menores de dos años”, reconoce Galleguillos. En cambio, con las garantías en salud que ofrece un país como Noruega, los padres asumen con mayor tranquilidad esa responsabilidad.


En ningún caso el idioma es un problema. “Como requisito, exigimos que los matrimonios se comprometan a aprender español. En el periodo de preparación tienen un curso de español enfocado a la parentalidad, es decir, cómo comunicarse con su hijo con palabras simples y significativas. Pero a los pocos meses los niños ya hablan el idioma”, dice Marysol Heresmann.


El italiano es más fácil para los chilenos. Los niños a los pocos días del encuentro ya dicen algunas palabras y antes de irse, papás e hijos hablan en “itañol”, explica Dagnino.

LARGA ESPERA

El proceso dura entre cuatro y cinco años desde que se inscriben en la institución de su país de origen. Los postulantes realizan cursos y talleres para demostrar que son aptos hasta que reciben una carta de asignación desde el Sename con los datos de los menores. Si la aceptan, se inicia el trámite.

Uno de los requisitos es que los matrimonios extranjeros permanezcan al menos 60 días en Chile. Antes de ese tiempo, se intercambia el expediente del niño con sus datos, fotos y la historia de la familia adoptiva: fotos de la casa, mascotas y colegios para que el niño o niña se ambiente. Cuando ya están en el país, se conocen y se realizan los últimos trámites legales y civiles para llevarse a su hijo o hija.

En todo ese periodo, las representantes de las asociaciones los acompañan, hacen de traductoras y apoyan en todas sus necesidades.

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